El cónclave se desarrolló en torno a siete sesiones de debate en las que se discutió sobre sanidad y servicios sociales, alfabetización digital, la mujer mayor, la solidaridad con las personas mayores, vivienda y entornos amigables, tranquilidad económica y soledad no deseada.
En el documento de conclusiones quedan plasmadas las principales ideas que los expertos y ponentes lanzaron durante dos jornadas de intenso diálogo celebradas en dos edificios emblemáticos de la ciudad condal como el ‘Centre de Cultura y Memoria El Born’ y la ‘Casa Milá, La Pedrera’, del arquitecto Antoni Gaudí.
Al analizar la situación económica de este colectivo, se puso de manifiesto que “todo el mundo debería tener tranquilidad económica en su vida”, una tranquilidad económica que es “el resultado del esfuerzo de cada uno, combinado con el esfuerzo de toda la sociedad”. También se apuntó que “una vez alcanzada la edad post laboral, las instituciones deben evitar que nadie se deslice por la pendiente de la inseguridad económica o la pobreza”.
En la mesa sobre la soledad no deseada se apuntó la necesidad de que para garantizar un buen trato a las personas mayores se necesita un “cambio cultural de las nuevas generaciones”, para lo cual es necesaria “la educación en derechos, valores y dar visibilidad a envejecer, humanizando las relaciones”.
Del mismo modo, se reivindicaron más recursos económicos para “crear acciones preventivas y programas comunitarios que permitan convivir en espacios más amigables, donde las personas mayores no queden excluidas”.
En la mesa dedicada a sanidad y servicios sociales se incidió en las necesidades de las personas mayores más vulnerables con necesidad de soportes, respetando sus preferencias, y se explicaron nuevos proyectos, como el ‘cohousing’. Además, se abogó por la prevención en materia sanitaria para reducir los problemas derivados de enfermedades, como por ejemplo las cardiovasculares.
Respecto a la alfabetización digital, se ahondó en la conveniencia de que las instituciones públicas y privadas se tomen en serio esta cuestión con el objetivo de que “se garanticen los derechos digitales de las personas, con acceso a una tecnología para todos, sin discriminación de ningún tipo, poniendo especial interés en los colectivos más vulnerables”.
A su vez, se reflexionó sobre la pertinencia de considerar a las mujeres mayores como “personas activas” y como “agentes de cambio al que contribuyen”, al tiempo que se insistió en “concienciar y avanzar en las políticas con perspectiva de género que den respuesta a las necesidades de la mujer mayor y que favorezcan su empoderamiento e inclusión participativa en las políticas públicas sin excepción”.
Por último, en la mesa sobre la solidaridad con las personas mayores se apuntó que ésta “se aprende, se enseña y se expresa”, mientras que en la de vivienda se concluyó que “la amigabilidad de los entornos” con este segmento de la población es “una meta que requiere un largo recorrido en el que habrá que desplegar un amplio abanico de opciones que va mucho más allá de cambiar o adaptar infraestructuras”.
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