A pesar de los muchos esfuerzos que siguen realizándose para encontrar la “cura” de la enfermedad de Alzheimer, todavía no ha sido posible. Hoy el alzhéimer sigue siendo la enfermedad neurodegenerativa con mayor incidencia en todo el mundo y seguimos sin tener una solución definitiva para ella. Dicho esto, también es cierto que los esfuerzos para encontrarla son muchos y que estos sí están dando algunos frutos muy importantes en diferentes campos, desde la detección precoz de la enfermedad hasta en la búsqueda de soluciones terapéuticas.
La investigación en Alzheimer avanza cada día. Y, aunque no exista todavía una cura para la enfermedad, se van dando pasos muy importantes en ese sentido. Tal vez uno de los hitos más aplaudidos por enfermos y familiares ha sido la reciente aprobación de la comercialización de donanemab en Europa. Se trata de un anticuerpo monoclonal que ha demostrado ser eficaz para ralentizar el progreso de la enfermedad en las fases iniciales. El medicamento ha sido aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) tras revisarse los datos que ha aportado Eli Lilly, la compañía que lo ha desarrollado, tras una primera opinión negativa en el pasado mes de marzo.
La EMA reconoce que se ha demostrado que donanemab es capaz de ralentizar de forma clínicamente significativa el deterioro cognitivo y funcional en pacientes con Alzheimer en fases iniciales. Esta decisión llega tras un proceso de reexamen con nuevos datos del ensayo clínico de fase 3 TRAILBLAZER‑ALZ 2, en el que donanemab mostró una reducción del 35 % en el declive cognitivo y funcional frente al placebo en 18 meses, especialmente en personas con niveles bajos o moderados de tau.
El tratamiento, dirigido a eliminar placas de beta-amiloide, estará disponible bajo un programa de acceso controlado para pacientes con deterioro cognitivo leve o demencia leve, y confirmación diagnóstica por biomarcadores. No está indicado en portadores de dos alelos ApoE4 debido al mayor riesgo de efectos adversos.
Donanemab es el segundo fármaco aprobado por la EMA con capacidad modificadora de la enfermedad, tras lecanemab, marcando un cambio de paradigma en el abordaje del Alzheimer. Y con esta aprobación, Europa se suma a la lista de países que ya han aprobado donanemab para el tratamiento del alzhéimer, como EEUU, China, Japón y Reino Unido, y comenzarán las negociaciones para su inclusión en los sistemas de salud públicos de cada país de la Unión Europea.
Entidades como la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (CEAFA), se mostraron esperanzadas con esta noticia. Lo valoraron como un “avance relevante” en la lucha contra una enfermedad que afecta a más de 1,2 millones de personas en España y más de 5 millones si se incluye en el cálculo a los familiares cuidadores.
La Confederación subraya también la importancia de acompañar los avances farmacológicos con una estrategia nacional integral que combine diagnóstico precoz, atención sociosanitaria especializada y apoyo continuo a familiares y personas cuidadoras.
Estudiando la progresión del alzhéimer

El centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelona Beta Brain Research Center, BBRC, ha ampliado sus líneas de investigación sobre la enfermedad con el grupo liderado por la doctora Sandra Acosta. El equipo se centra en el desarrollo y aplicación de modelos celulares avanzados, como los organoides cerebrales derivados de células madre pluripotentes inducidas, que permiten estudiar procesos clave que están implicados en la neurodegeneración.
Esos modelos reproducen, a pequeña escala, la estructura y el funcionamiento del cerebro de los seres humanos, por lo que los investigadores pueden analizar procesos tan importantes como la neuroinflamación, la acumulación de proteínas tóxicas o la muerte celular.
La propia Acosta ha explicado que el objetivo de este equipo es utilizar modelos celulares avanzados para comprender mejor los mecanismos que subyacen a enfermedades neurodegenerativas “como el alzhéimer con la esperanza de identificar nuevas estrategias terapéuticas”. Gracias al enfoque del trabajo del grupo se podrían identificar también nuevos biomarcadores para alcanzar el diagnóstico temprano del alzhéimer.
La investigación en alzhéimer avanza cada día. Y, aunque no exista todavía una cura para la enfermedad, se van dando pasos muy importantes en ese sentido.
El grupo liderado por la doctora Acosta se suma a la línea ya en marcha en el BBRC del estudio de la fase preclínica de la enfermedad, un periodo “silencioso” pero muy importante para su desarrollo, ya que es precisamente en esa fase cuando se producen alteraciones cerebrales antes de que se muestren los primeros síntomas.
Detectar esos cambios lo antes posible es clave para poner en marcha estrategias de prevención eficaces para frenar su progresión o, incluso, para evitar que aparezca la enfermedad.
Más avances en las diferentes fases de la enfermedad
Roche presentó el pasado mes de julio diferentes avances en investigación para la enfermedad de Alzheimer. En investigación clínica, llaman la atención los resultados del estudio en marcha Brainshuttle™ EAfase Ib/IIa, que siguen demostrando una rápida y sólida reducción de las placas de amiloide en el cerebro con trontinemab, manteniendo además un perfil de seguridad favorable.
Trontinemab es un anticuerpo monoclonal biespecífico 2+1 en investigación dirigido frente a beta-amiloide, específicamente diseñado para mejorar el acceso al cerebro y permitir una rápida reducción de amiloide en personas con enfermedad de Alzheimer.
Además, Roche presentó el diseño de los ensayos fase III TRONTIER 1 y 2, que evaluarán la eficacia y seguridad de trontinemab en personas con enfermedad de Alzheimer en fases sintomáticas tempranas. Estos estudios comenzarán a finales de este año y medirán, entre otros parámetros, cambios en cognición, función, síntomas conductuales y calidad de vida.
Otro de los avances clave presentados es el potencial del test Elecsys® pTau217, un biomarcador sanguíneo innovador y accesible que ofrece resultados comparables a las técnicas actuales más sofisticadas, como la tomografía por emisión de positrones (PET) o los análisis de líquido cefalorraquídeo (LCR). Se trata de una prueba que, como afirma desde la compañía, podría transformar el diagnóstico de la enfermedad al ofrecer resultados fiables con una simple extracción de sangre.
Y, dos estudios también recientes han demostrado que la Inteligencia Artificial puede anticipar la aparición del alzhéimer. Estas investigaciones se han realizado en Estados Unidos y en el Reino Unido. En el caso de la Universidad de Cambridge, los científicos crearon un modelo de aprendizaje automático que pudo predecir a qué velocidad desarrollará alzhéimer una persona con deterioro cognitivo leve. Los responsables concluyeron que ese modelo tiene una precisión muy significativa, cercana al 81 %, más alta que el modelo de diagnóstico clínico actual.
En el caso de la Universidad de California, los investigadores han creado un modelo de aprendizaje automático que puede predecir la enfermedad hasta siete años antes de que aparezcan los primeros síntomas. La precisión en este caso se aproxima al 72 %. Este modelo, además, ha identificado algunos factores de riesgo tanto para hombres como para mujeres.
Por ejemplo, detalló que la hipertensión, el colesterol alto y la falta de vitamina D son factores de riesgo para ambos sexos. Mientras que, para las mujeres, la osteoporosis es un factor predictivo específico, y la disfunción eréctil lo fue para los hombres.
Litio y clusterina
La clusterina, una proteína que está poco estudiada aún, podría actuar como defensanatural contra la inflamación cerebral y la pérdida de conexiones neuronales, como ha concluido un estudio reciente realizado en el Hospital General de Massachusetts. Su trabajo ha demostrado que el aumento de la proteína clusterina (CLU) protege al cerebro de placas amiloides y de la pérdida de sinapsis.
Este estudio demuestra que la CLU sería una aliada frente a la enfermedad de Alzheimer. Los investigadores han observado que esta proteína ayuda a defenderse de la inflamación cerebral y de la pérdida de conexiones entre neuronas, dos procesos clave en el avance del alzhéimer. Estos hallazgos, que todavía están en fase de investigación, podrían abrir la puerta a futuros tratamientos más personalizados contra la enfermedad.
Por otro lado, investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard han descubierto que la pérdida de litio en el cerebro puede contribuir a la aparición del alzhéimer. El litio, que se produce de forma natural en el cerebro, lo protege de la neurodegeneración. Una de las conclusiones más relevantes del estudio es que, en las fases iniciales de la enfermedad, la beta amiloide empieza a acumularse formando depósitos que se unen al litio, lo que limita su función en el cerebro. La disminución de los niveles de litio afecta a los principales tipos de células cerebrales y, en modelos animales, desencadena alteraciones propias del alzhéimer, como la pérdida de memoria.
La clusterina podría actuar como defensa natural contra la inflamación cerebral.
Los investigadores de este trabajo han identificado unos compuestos de litio capaces de evitar esta interacción. En concreto, el orotato de litio, que mostró efectos prometedores en ratones. Consiguió revertir la patología asociada al alzhéimer, protegió las células cerebrales y restauró la memoria.
Es cierto que estos resultados aún deben confirmarse en ensayos clínicos en humanos. Pero sí que sugieren que la medición de los niveles de litio podría ser útil para detectar la enfermedad en fases tempranas. Además, el uso de compuestos específicos de litio abre una vía potencial para su tratamiento o prevención.
El futuro nuclear del alzhéimer
Bajo el título «Radiación curativa: el futuro nuclear del Alzheimer», Pino Diez Álvarez-Buylla publica en la revista Nuclear España de la Sociedad Nuclear Española un artículo en el que plantea cómo la radioterapia de baja dosis podría abrir un camino revolucionario en su tratamiento.
En el texto, la experta reconoce que históricamente la radiación se ha utilizado en tratamientos contra el cáncer, por lo que “aplicarla al cerebro para una enfermedad degenerativa como el alzhéimer es novedosa a la par que esperanzadora”, señala.
La investigadora aclara en el mencionado texto que ya se han realizado estudios que han demostrado que la radiación a niveles bajos puede aportar beneficios importantes sin los efectos secundarios que generan las dosis altas.
La radioterapia de baja dosis no busca destruir tejido cerebral, explica Diez Álvarez-Buylla. “Esta tecnología opera a niveles muy sutiles para recalibrar el funcionamiento del cerebro, influyendo en sus procesos biológicos clave”, apunta.
El texto aclara que el secreto radica en la forma en que la radiación influye en los procesos biológicos del cerebro: disminuye la acumulación de proteínas dañinas, atenúa la inflamación y «reprograma» a las microglías -las células defensivas- para que actúen como protectoras en lugar de agresoras. Además, potencializa la sensibilidad del cerebro a la insulina, un aspecto esencial en la evolución de la enfermedad.
The Mind Guardian: IA para realizar pruebas de cribado del deterioro cognitivo
The Mind Guardian es un videojuego basado en la inteligencia artificial que se utiliza como prueba de cribado del deterioro cognitivo. Se trata de un proyecto del Centro de Investigación en Tecnologías de Telecomunicación de la Universidad de Vigo, que ha contado con la colaboración del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur y con Samsung Iberia. La directora de marketing y comunicación de esta tecnológica, Elena Fernández, explica que The Mind Guardian es “una aplicación para tablets que funciona como una prueba de cribado para la detección precoz de signos de deterioro cognitivo”. Y destaca que la aplicación utiliza inteligencia artificial y que se ha presentado en formato videojuego. “La integración de la IA permite analizar diferentes datos de uso y patrones de comportamiento del usuario, y permite detectar esos signos de deterioro cognitivo incluso cuando estos no son perceptibles”, añade.
Esta aplicación cuenta con el aval científico de la Sociedad Española de Neurología y de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental. Tiene una precisión del 97 % y es gratuita para tablet. Está recomendada a partir de los 55 años, “por lo que estimamos que aproximadamente 2,5 millones de personas se pueden beneficiar de ella”, y se estructura en tres tipos de pruebas diferentes: tres juegos que evalúan la memoria episódica, la memoria procedimental y la memoria semántica. “El usuario solo necesita unos 45 minutos de tranquilidad para realizar estas pruebas de autoevaluación”, señala Fernández.








