Según explican desde la patronal, el objetivo es ganar el mayor tiempo posible, minimizar riesgos de expansión del virus y evitar posibles contagios de las personas más vulnerables, como son las personas mayores.
La experiencia vivida en las primera y segunda olas de la pandemia demostró que, la vacunación del personal de residencias en los propios centros previno la propagación del COVID y contribuyó a una mayor eficacia y calidad de los cuidados para los mayores.
Desde Aeste, solicitan que las distintas administraciones autonómicas faciliten a los centros residenciales las vacunas para que el personal sanitario propio se encargue de su inoculación. Para el secretario general de Aeste, Jesús Cubero, “la colaboración público privada en estas actuaciones es de vital importancia. En las primeras olas el desconocimiento del comportamiento del virus generó incertidumbre y retraso en las decisiones. Pero la experiencia acumulada nos ha enseñado que dicha colaboración redunda en salvar vidas. Nos ponemos a disposición de las comunidades autónomas para facilitar este proceso, convencidos de que es la mejor forma de actuar”.
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