También se ha insistido en que estas pruebas cubran a las personas residentes cuando ingresan por primera vez en un centro y a la vuelta de hospitalizaciones, con el objetivo de evitar la entrada del COVID-19 en los centros.
Según han explicado, esta medida, aplicable a partir de 500 casos de incidencia acumulada, se recogía en el anterior protocolo de Sanidad que reguló las residencias hasta el mes de abril, aunque por la velocidad de crecimiento del virus en los meses de enero y febrero prácticamente no se llegó a poner en práctica. Según el último dato publicado, la incidencia acumulada a 14 días está en 559 casos en la Comunidad Valenciana.
“No entendemos estas pruebas como un indicador para relajar las medidas, ya que sabemos que se pueden dar falsos negativos por contagio reciente, pero creemos que son fundamentales para llevar a cabo un control de la situación de cada centro en todo momento. El objetivo es evitar, en todos los casos posibles, la apertura de brote en los centros y los inconvenientes que conlleva para las personas atendidas, trabajadores, familias y organización de los centros.” declara José María Toro.
Desde Aerte siguen la evolución de la situación en comunidades limítrofes, como Aragón y Cataluña, y consideran que sería bueno adelantarse con algunas medidas para evitar que se pueda alcanzar un nivel similar en fechas próximas. De hecho, Cataluña está haciendo pruebas periódicas semanales a los trabajadores vacunados y tres a los no vacunados.
“También para mantener el contacto con las familias, pero reducir los riesgos de contagio, quizás sería importante establecer algunas modificaciones en el régimen de salidas de las personas usuarias. Por ejemplo, evitar durante un tiempo que acudan a comidas o celebraciones familiares, ya que los datos de la Consellería indican que son los sitios donde se produce un riesgo mayor. También sería bueno evitar las aglomeraciones de personas.
Entendemos que limitar las salidas debería ser una medida extraordinaria, y siempre que se vieran fortalecidas las visitas en los centros para compensar esas restricciones. Ahí cabría plantear el contacto físico de alguna manera lo más segura posible”, declara el presidente de Aerte.
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