David Villaverde. Director de Transformación e Innovación de ILUNION VidaSénior.
David Villaverde. Director de Transformación e Innovación de ILUNION VidaSénior.

La sabiduría del bambú, enfoque de la tecnología y digitalización en los cuidados

David Villaverde

Director de Transformación e Innovación de ILUNION VidaSénior

Cuando empecé a escribir esta columna recordé una historia con la que me encontré hace poco al abrir el libro que leo a mis hijos antes de dormir.

En tiempos antiguos, un reino resistía desde hacía años el asedio de un imperio enemigo. A pesar de las adversidades, el reino se mantenía firme decidido a superar todas las dificultades. Un día llegaron noticias que cambiarían el curso de la historia, un pequeño pueblo fronterizo había comenzado a suministrar un material extraordinario con el que fabricar herramientas y armas, inclinando la balanza a favor del reino y haciendo que los ejércitos enemigos se batieran en retirada.

Movido por la curiosidad, el rey se dirigió al pueblo, bien conocido por la fama de sus hermosos jardines pero que no era capaz de relacionar con ningún material que pudiera ser tan decisivo en la guerra. Al llegar, los aldeanos lo llevaron ante un anciano jardinero con el que nunca antes había hablado. Allí, el rey descubrió unos muros gruesos y robustos de una extraña planta que se alzaban majestuosamente hasta el cielo.

El rey, intrigado, preguntó al jardinero sobre aquel extraordinario material del que nunca había oído hablar antes. El anciano, invitando al rey a tomar una taza de té, le explicó que lo que veía era bambú, una planta magnífica de propiedades excepcionales como la dureza, flexibilidad y ligereza. El anciano le contó que había plantado las semillas heredadas de sus ancestros, quienes le habían transmitido que poseían el potencial de cambiar el destino del reino. Sin embargo, el bambú es una planta de crecimiento muy lento, por lo que, durante años, el jardinero regó y cuidó a diario las semillas con esmero sin que nadie pudiera percibir señales de su crecimiento.

Mientras tanto, sus vecinos disfrutaban de jardines hermosos, celebrados y reconocidos en todo el reino, llenos de helechos y plantas preciosas, pero cuya estructura no les brindaba mucha más utilidad que la efímera belleza para las que habían sido concebidas.

El jardinero continuó su labor con paciencia, hasta que, finalmente, el bambú brotó, creciendo rápidamente y proporcionando el recurso abundante y valioso que estaba contribuyendo significativamente a la defensa del reino.

El rey comprendió la importancia del trabajo silencioso y constante del jardinero. En agradecimiento, compartió las semillas con otros aldeanos y ordenó su plantación en todo el reino, asegurando así un futuro próspero. El rey, admirando la sabiduría y la visión del anciano, lo nombró consejero y su amistad perduró hasta el final de sus días.

Cuando escuché esta historia, y como responsable de transformación, tecnología e innovación en una empresa que tiene como objetivo ser la compañía preferida para acompañar a las personas en sus proyectos de vida, no pude evitar reflexionar sobre el papel que, como sector y como sociedad, queremos darle a la tecnología en el ámbito de los cuidados y servicios a las personas senior.

Creo que todos coincidimos en que la tecnología es un componente esencial y vertebrador de la transformación del sector, como el bambú cambió el destino del reino de la historia, sin embargo, tengo la sensación de que a veces orientamos y priorizamos nuestros esfuerzos hacia lo inmediato, exhibiendo y valorando mucho esos helechos ornamentales, preciosos y llamativos que posiblemente, como las plantas de la fábula, una vez vistas y disfrutadas, morirán sin mucha mayor repercusión.

Quiero animar a todos esos jardineros que, en silencio, con paciencia, dedicación y mucho cariño, regamos a diario esas semillas de bambú que hoy no pueden verse pero que, sin duda, cambiarán de verdad el sector, el mundo y, lo más importante, mejorarán la vida de las personas a las que queremos cuidar y acompañar en sus proyectos vitales. Hoy el rey a lo mejor no pasa tanto por nuestro jardín, pero en el futuro tomaremos juntos el té sabiendo que hemos salvado el reino.

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