Raquel Rodríguez Calero Directora general de Operaciones en Ballesol.
Raquel Rodríguez Calero Directora general de Operaciones en Ballesol

Entornos donde las personas mayores cuentan

Raquel Rodríguez Calero

Directora general de Operaciones en Ballesol

En algún momento de nuestra vida nos hemos preguntado cómo o dónde nos gustaría envejecer. Es parte de nuestro ciclo de vida, aunque no siempre lo hemos asumido ni abordado desde el éxito que merece como un proceso natural. Siendo una realidad innata a todo ser, hay conceptos que ahondan en el conocimiento del envejecimiento, y que cada vez son más referenciados: la longevidad productiva y los entornos facilitadores de vida. Términos que cada vez aceptamos e incorporamos más al hablar de la acción del tiempo, el orden biológico, psicológico y social por el que atraviesa cualquier persona. Ambos conceptos son también perspectivas con las que trabajamos los que nos dedicamos al cuidado de las personas mayores. En este sentido, la OMS hace alusión a cómo los entornos físicos y sociales pueden afectar a la salud de forma directa a través de la creación de barreras o incentivos que inciden en las oportunidades, las decisiones y los hábitos relacionados con la salud. Si en el siglo pasado se produjo una revolución de la longevidad, ahora estamos inmersos en la de los cuidados, lo que nos obliga a proponer estrategias de intervención que poner en práctica en las residencias, el entorno que mejor conocemos.

Con el propósito de crear entornos saludables y amigables con las personas mayores, desde Ballesol decidimos invertir en requisitos de calidad y garantía exigibles que convirtieran nuestras residencias en las primeras a nivel nacional e internacional en obtener la prestigiosa acreditación OAFI Space bajo la iniciativa de La Osteoarthritis Foundation International (OAFI).  Un programa inédito que desde la I+D revisa y certifica espacios en función de criterios tanto conceptuales como dimensionales, de adaptabilidad a la salud, seguridad y bienestar. Aspectos que van desde la conservación de cualquier área, la distribución de dormitorios, los anchos mínimos de las circulaciones, al uso de accesorios y mecanismos (camas articuladas, iluminación motorización de las persianas…) en el contexto espacial inmediato.

Nuestra salud articular está en juego.  Lo dicen las estadísticas. ¿Sabía que en nuestro país se producen 782 fracturas por fragilidad al día? ¿Y qué la mayor parte de ellas se producen en espacios interiores, especialmente el baño? La realidad diaria añade un desafío aún mayor. Los principales factores de riesgo de fracturas por fragilidad son la edad avanzada (mayores de 85 años) lo que pone de manifiesto la necesidad de vivir en espacios que se adapten a nuestra salud articular. 

Desde nuestra experiencia, debemos de contribuir en conjunto a que las residencias sean vistas como entornos físicos y sociales accesibles y amigables con las personas mayores. Donde las mejoras en procedimientos de movilidad, equipamientos, servicios o espacios verdes estén alineadas con la capacidad de superar actitudes, estereotipos negativos, edadismos o derechos que muchas veces se atribuyen injustamente por una discriminación por razón de edad. Son decisiones que debemos abordar y garantizar.

Aunque existen muchas maneras de envejecer, cómo y dónde hacerlo, seguro que coincidiremos la mayoría en las expectativas. Que sea una experiencia de optimización de las oportunidades, lo más saludable y activa posible, con derechos y en un espacio seguro y accesible en el que hacerlo. Un entorno donde las personas mayores cuentan.

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